La amistad verdadera

 

Carcas, Venezuela

El despertador suena a las ocho de la mañana. Éste[1] hace el sonido de la alarma de un submarino. Es un día bonito en Caracas, Venezuela. Hace calor y está soleado.  La luz del sol está filtrando en el cuarto de Gloria, una mujer bonita de unos treinta años. Ella se despierta y apaga[2] la alarma. Todavía[3] tiene sueño. Con mucho esfuerzo[4] se levanta y va al baño. Gloria se lava la cara y se cepilla los dientes. Luego, se ducha con agua fría. Después de ducharse, está totalmente despierta. Por último, Gloria se seca con una toalla, se cepilla el cabello y se viste con una camiseta blanca y pantalones vaqueros.

A Gloria le gusta la ropa. Le gusta ir de compras. Como hoy es sábado, Gloria tiene ganas de ir de compras. Quiere comprar un vestido nuevo. Así que ella saca su celular y llama a su mejor[5] amigo Samuel.

—Hola, Samuel. ¿Cómo andas?

—Todo bien, Gloria. ¿Qué pasa?

—Mira, tengo ganas de comprar un vestido nuevo. ¿Quieres ir al centro comercial conmigo?

—¡Por supuesto! —dice Samuel—. Yo necesito comprar unos zapatos nuevos.

—Perfecto —dice Gloria—. Vamos a encontrarnos[6] allá un poco más tarde.

A las dos de la tarde los amigos se encuentran en el centro comercial. Samuel es más alto que Gloria y, aunque[7] los dos son guapos, Gloria es más guapa que su amigo. Ellos se saludan con un besito y entran en una tienda de ropa. Después de buscar por unos minutos, un dependiente viene a ayudarlos.

—Hola, buenas tardes —dice el dependiente—. ¿Cómo les puedo ayudar?

—Estoy buscando unos zapatos negros, pero no los encuentro[8] —dice Samuel—. ¿Tiene usted unos zapatos negros?

—Creo que sí, señor —dice el dependiente. Entonces el dependiente se va[9] a buscarlos. Después de unos momentos, el dependiente viene con los zapatos y se los da. Samuel se prueba los zapatos, pero le quedan mal. Están muy grandes.

—No me gustan esos zapatos —dice Gloria—. Te quedan mal. Se ven como zapatos de un payaso.

Así que Samuel no compra los zapatos. Luego, Gloria le dice al dependiente:

—Estoy buscando un vestido amarillo, pero no lo encuentro. ¿Tiene un vestido amarillo?

—Creo que sí, señorita —dice el dependiente.

El dependiente se va a buscarlo. Poco después, él vuelve con un vestido amarillo y se lo da a Gloria. Ella se prueba el vestido. Le queda bien. Le queda perfectamente. Gloria está muy emocionada porque le gusta el vestido. Le encanta.

—¿Cuánto cuesta? —pregunta Gloria.

—Cuesta tres mil dólares ($3.000) —responde el dependiente.

Gloria está muy triste. No tiene tres mil dólares. Está muy triste porque no puede comprar el vestido. En este momento, Samuel le dice a su amiga:

—Gloria, te gusta mucho el vestido, ¿no?

—Sí —responde Gloria—. Me encanta, pero cuesta demasiado.

—No te preocupes. Yo te compro el vestido. Soy muy rico.

Samuel se lo compra a Gloria. Ahora Gloria está contenta con su vestido nuevo.

[1] éste this one (in this case, it refers back to the alarm clock from the previous
sentence)
[2] apaga she turns off
[3] todavía still, yet
[4] esfuerzo effort
[5] mejor best
[6] encontrarnos to meet (encontrarse o:ue)
[7] aunque even though, although
[8] no los encuentro I can’t find them
[9] se va he leaves (irse to leave, to go away)

Andrew is a professor and author and has been teaching Spanish with comprehension-based methods for more than a decade. He believes that reading Spanish will help you learn to speak Spanish fluently faster than traditional methods. Read more about Andrew and what he believes will change the world of language teaching: CI Immersion. If you want to send Andrew a quick message, visit his contact page.

 

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